¿Consultores? Ahogados en el vaso de agua del "más de lo mismo"

Estuve cenando en casa de unos muy queridos amigos. Los conozco hace más de 25 años y hemos compartido trabajos, viajes, fiestas y tristezas varias.

La cena exquisita, el vino, un Ribera de Duero que armonizaba perfectamente. La conversación que comenzó alegre y superficial, fue girando hacia los espinosos terrenos de la independencia de Catalunya, dolorosos terrenos llenos de contradicciones, temores y trampas emocionales, para desembocar en la situación económica y social.

Y aquí todo se vino abajo. 

No me importan las discusiones enardecidas sobre mi vocación apátrida y mi rechazo a las fronteras y los "terruños". Siempre aprendo de los argumentos de mis amigos que me permiten analizar la situación con mayor amplitud y tolerancia y me enseñan a convivir en no importa qué lugar, siempre que sea rodeada de personas buenas e inteligentes.

Pero me destroza ver a un gran profesional desanimado y casi a punto de tirar la toalla porque realmente se nos está poniendo muy difícil a los autónomos echarle entusiasmo al trabajo.

Y es que comentaba mi amigo que no le encontraba sentido a su trabajo, que ya no se creía lo que predicaba, que estaba harto de repetir una y otra vez lo mismo para clientes que no se aplicaban el cuento.

Que cada día bajaba más y más el volumen de trabajo y las tarifas. Que los clientes cambiaban fechas, anulaban compromisos, posponían encuentros sin el más mínimo pudor... que su "producto", su oferta, estaba perdiendo valor.

Como decía Javier Ruiz hace un año: "En el mercado de la consultoría estamos viviendo la época Ikea: bajos precios, calidad mediana, pero mucho diseño y si me lo puedo hacer yo en vez de encargarlo, mejor que mejor."

Y es que ya no vale es "más de lo mismo" y con el doble de empeño, porque si funcionó hasta hace un año tiene que seguir funcionando... Hay que darle la vuelta al calcetín.  



Y si los torneros fresadores deben transformarse en operarios de robots industriales, los consultores en habilidades directivas tendrán también que transformarse.

Me gusta mucho el caso de la consultora PSFK que he leído en la revista FORTUNEPSFK comenzó como un blog de crónica cotidiana de diseño y la innovación. Ahora, su equipo de siete personas que se ha convertido en vital para grandes marcas como Apple, BMW, Coca-Cola, Johnson & Johnson y Nike.



PSFK se fundó en 2004 cuando los blogs empezaban a proliferar. El socio fundador, Fawkes, escribía tres o cuatro horas al día alertando sobre los signos de cambio con la esperanza de "inspirar a la gente para mejorar sus vidas".

Su evolución hacia la consultoría se produjo accidentalmente al recibir un correo electrónico de un directivo pidiéndole que elaborara un estudio sobre las tendencias en los hábitos de consumo de los jóvenes del Reino Unido. 

Y la consultora nació.

Actualmente ¿qué diferencias a PSFK de otras consultoras?



En primer lugar  la producción casi abrumadora de contenido.
Los investigadores de la consultora recogen cientos de ejemplos de innovaciones emergentes, utilizan a continuación un método de reconocimiento de patrones para definir una tendencia que es validada por la extensa red de expertos externos que la consultora posee y que son citados en el informe que elabora.

El objetivo es crear un debate interno con los clientes, bien para reafirmar sus ideas y proyectos existentes, bien para ayudarles a diseñar los nuevos prototipos que finalmente serán nuevos productos o servicios que llevar al mercado.

Y este es sólo un ejemplo de nuevas prácticas de consultoría. 

O como dice Fiona Czerniawska: "El sector de la consultoría podría empezar a parecerse más a la industria del cine, con diferentes empresas e individuos que colaboran en un proyecto específico, para seguir luego caminos separados". 

La tendencia es que las "marcas paraguas" vayan desapareciendo y crezcan las pequeñas firmas muy especializadas en un aspecto del proyecto global de cambio de la organización, que se asocian para realizar ese proyecto global.

Especialización y colaboración sería pues otra gran tendencia. 

Además no hay que despreciar la incidencia de la aparición de nuevas herramientas de gestión de la información y de gestión de la "relación" a través de Internet. Estas tecnologías se han convertido en en elementos estratégicos ya que pueden reducir costes de operación, mejorar la eficacia y aportar más valor. La tecnología ha simplificado procesos operativos y transacciones a través de los nuevos canales de comunicación con el cliente y con proveedores y ha acercado la organización a sus clientes que pueden ser escuchados con mucha mayor facilidad.

Sin embargo, la consultoría no ha evolucionado en ese sentido. Sigue manteniendo un enfoque de gran proyecto de reingeniería con retornos poco tangibles a medio plazo, cuando el cliente precisa de agilidad y resultados a corto. La mayor parte de consultoras conocen mal las posibilidades de la Internet social por un lado y de la Gestión de la Información y el Conocimiento por otro, del trabajo en red y en la nube, en definitiva, que daría un nuevo campo de actuación y relación a los profesionales de la consultoría.



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