Los jóvenes tenemos cada vez más años

Madurescencia y Aprendizaje.

He dedicado la mañana de domingo a aprender... un poquito más sobre las páginas de Facebook a través de la oferta de Udemy, buscando más información sobre Netvibes, Scoop.it, Google Trends, Pinterest... y todo lo que va apareciendo inesperado, en toda navegación dominical que se precie.

Aprender, estamos en la era del "aprendizaje permanente", estoy en continuo estado Beta, inacabada, en construcción, "madurescente".

Y tengo la estupenda sensación de que todavía me falta tiempo y tiempo para madurar, para estar hecha, para ser una señora mayor. No me molesta esta inseguridad permanente que provoca la aceleración en los cambios y la necesidad de reubicarse, reinventarse, rehacerse... continuamente. Me muevo bien en entornos transitorios y volátiles,  inciertos e imprevisibles.

Recuerdo con ternura a mi madre en el hospital en los últimos días de su vida decirme con resolución: "Cuando sea mayor..." Así que la madurescencia se debe heredar...

Me cuesta sentar la cabeza. Mi curiosidad madurescente me empuja a probar casi todo, a arriesgarme insensatamente, a meter las narices donde no debo, a leer todo lo que cae en mis manos, a preguntar sin descanso, a "bichear" por internet a ver lo que cae para copiarlo, descargarlo, rehacerlo, completarlo, compartirlo. 

Huyo como alma que lleva el demonio de gurús, maestros del humo, sabios inamovibles, los que afirman sin comprobar, los que hablan ex cátedra, los que repiten el mismo y único discurso después de diez años, por bueno que sea....

Y el elixir que me impide asentarme y madurar hasta pudrirme, se llama "aprendizaje" y se debe tomar esa medicina diariamente.





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