De la soledad del e-learning a la comunidad de aprendizaje

Brechas digitales y comunidades corporativas




Probablemente antes de que un empleado comience su primer día en la organización, ya ha investigado cómo es la web de su nueva compañía, si tiene página en Linkedin, en Facebook o usuario en Twitter.

Puede haber entrado en conversación a través de cualquiera de estas plataformas con empleados veteranos y conocer así características de la organización que facilitarán su integración.

El uso de internet como herramienta de consulta ha impregnado hasta el gesto más cotidiano de nuestro trabajo, es una ampliación de nuestra memoria y nuestro principal canal de información.

La alfabetización digital de todos los estamentos de la organización es un tema urgente porque en una sociedad en red que funciona sobre un uso intensivo de la tecnología digital, "desconexión" significa estar fuera del mercado.

Sin embargo, la formación presencial sigue siendo la preferida por parte de los empleados, y aunque la posibilidad de combinarla  con conversaciones previas y post-curso, haga el aprendizaje más rico, más colaborativo, más atractivo, muchas de las comunidades de aprendizaje mueren de inanición.

Al volver después de una acción formativa al puesto de trabajo, la mayor parte de los empleados olvida que puede seguir hablando y aprendiendo del tema abordado a través de las redes sociales.




La construcción de una comunidad corporativa conducida por RRHH y por los propios empleados, favorece esa continuidad del aprendizaje. La conectividad incrementa las posibilidades de aprendizaje. Pero no basta con construir una plataforma, hay que dotar a los empleados de habilidades que les permitan moverse con soltura por el mundo digital. 

Los Departamentos de Recursos Humanos deben sacar provecho de los empleados con más experiencia y transformarlos en conductores de conversaciones y actividades de aprendizaje a través de comunidades digitales.

La tutoría y el coaching informal es también una forma de aprendizaje para los propios empleados expertos que continúan desarrollándose profesionalmente y se acostumbran a las nuevas herramientas de gestión de la información y las relaciones.

Pero el dominio de las nuevas herramientas tecnológicas no es el más importante de los beneficios de una comunidad corporativa. El desarrollo de competencias profesionales que tengan que ver con la colaboración, el trabajo en equipo, la cooperación, la creación de la inteligencia colectiva de la organización, en fin, será la mayor aportación al crecimiento de la organización.



 El primer abordaje que toda organización debe plantearse es el de abolir las tres brechas digitales que comenta Francis Pisani y que reproduzco desde el artículo de Juan Freire, Las brechas digitales: uso y apropiación:


Francis Pisani, "vecino digital" y director del proyecto de la UNIA, identificó de una forma clara e incisiva las tres grandes brechas digitales a las que se enfrenta, y se ha enfrentado en los últimos 15 años, nuestra sociedad:
  1. Brecha de acceso. Esta es la fractura que surge en primer lugar, y que separa a aquellos que pueden acceder a las infraestructuras de telecomunicaciones y los que están aislados, físicamente, de las redes digitales. Por supuesto esta brecha tiene un doble origen: la ausencia de infraestructura y el coste demasiado elevado de su uso.
  2. Brecha de uso. El tener acceso a una tecnología no implica necesariamente su uso. Es un hecho bien conocido como una vez que la mayor parte de una población —por ejemplo en España— tiene acceso (la infraestructura está disponible y podría permitirse su coste), una proporción importante sigue sin utilizar la oferta tecnológica (o no se conecta o no usa las herramientas e información disponibles). El uso está motivado por la posibilidad de acceso, el interés en ese acceso (que la tecnología le aporte valor al usuario) y la educación que les capacite para usar esas tecnologías.
  3. Brecha de apropiación. Una buena parte de los usuarios de internet y tecnología digital hacen un uso básico. Y se sienten en la práctica superados por las herramientas, dado que perciben (con razón) que podrían hacer usos más sofisticados y valiosos. La tecnología genera cambios cualitativos y radicales cuando los usuarios no sólo la "usan", sino cuando se apropian de ella y le dan usos inesperados y por tanto innovadores y creativos.
Hay que hacer hincapié en la tercera brecha que es la que afecta al mayor número de profesionales, los inmigrantes digitales a los que hay que transformar aceleradamente en residentes o colonos digitales para permanecer empleables y útiles para su organización. Sólo los que poseen amplia competencia digital utilizarán, sacarán provecho y compartirán conocimiento en las redes corporativas que la organización ponga a su disposición.

El camino pues desde los planes de formación tradicionales, incluidos los "blended" que proponían una parte del plan en formato e-learning, hasta los Entornos Personales de Aprendizaje (PLE) y las Redes de Aprendizaje o Comunidades Corporativas, pasa por dotar previamente de competencias digitales a todos los miembros de una organización.

Sólo entonces podrá desarrollarse realmente un entorno colaborativo y participativo.







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