AGOSTO INTERIOR

Fragmento:Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo | Salvador Dalí

Una nube de arena en el corazón, decía Sabina...

Discurre calmo el mes de agosto, recordando a los que ya no están y con los que compartí algún que otro verano. 

Y así, mientras riego las plantas de mi terraza para que no se agoste como lo estoy yo, cierro los ojos y vienen a mí todos a los que he perdido por el camino, por una u otra razón. 

Me gusta el inmenso silencio en mi cabeza del mes de agosto, la Lágrimas de San Lorenzo cruzando raudas el firmamento para que yo pueda pedir uno, dos, mil deseos para el otoño que se acerca.

Sentarme en mi mesa de trabajo y garabatear sin presión unas palabras, apenas cuatro rayas, un párrafo sobre la desolación que provoca la pérdida.

Hacerme compañía y atender con prontitud las urgencias y los reclamos de mi cuerpo tan olvidado el resto del año. Escucharme atentamente para no perder ripio de lo que grita a los cuatro vientos.

Recoger los fragmentos de la batalla interior y resurgir, y cogiendo impulso, volver a la carga de la vida cotidiana... hacer la cama, comprar algo de fruta y vino, pasear por el barrio abandonado, preparar la cena para una amiga, escuchar a Sabina o a Van Morrison, leer una novela de mil páginas... VERANO.

Llegará septiembre y me encontrará más a gusto conmigo misma, ahora que he pasado un mes en mi compañía. Podré entonces apretar con fuerza los puños y comerme el mundo.

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