MAKERS: El trabajador del siglo XXI es un artesano.

De organización a organismo. Humanización del trabajo.

Millones de proyectos do-it-yourself en talleres, sótanos, pequeñas oficinas, buscando la integridad, la autonomía y la alegría que no se puede encontrar en la servidumbre del trabajo asalariado, pero al servicio de la sociedad y las organizaciones.



Llevo varios días leyendo sobre la inevitable transformación del mundo laboral, desde los que hablan de la reducción a mínimos del trabajo asalariado, hasta los que hablan de los nuevos perfiles necesarios para la supervivencia de las organizaciones que harán que desaparezcan muchos de los "oficios" conocidos.

Leo, por ejemplo, que la automatización no afectará a los trabajadores de bajo nivel, sino a los de nivel medio:  «El futuro del empleo: ¿Cuánto son susceptibles de automatización los trabajos?» Universidad de Oxford septiembre 2013. Explica el informe también que a mayor formación menor probabilidad de automatización. Así que se verán en riesgo el 48% de los empleos después de analizar 702 ocupaciones. La automatización no afecta solamente a la empresa manufacturera, sino a todas las organizaciones que cada vez necesitarán menos personas en los centros de trabajo.



Leo en The New Yorker un magnífico artículo en el que se habla de la aparición de un nuevo perfil de trabajador artesano e independiente, el maker.

Citando libremente el artículo, esto es posible gracias al surgimiento en los 80 del ordenador personal, que permitió esta emancipación personal. Los ordenadores sustituyeron al LSD y otras drogas de la revolución de los 60, fueron los nuevos medicamentos, con efectos secundarios menos devastadores que la heroína o la cocaína, tal vez con el mismo potencial adictivo, pero con una fuerza transformadora y de desarrollo personal incalculable.

Sin embargo, la "infoxicación" que padecemos provoca en muchos la renuncia al conocimiento por rendición, la sociedad de la información es también la sociedad de la ignorancia, que surge de esa irreprimible tendencia a aceptar por comodidad, las visiones tópicas prefabricadas anulando nuestra capacidad crítica. Afecta sobre todo a los llamados inmigrantes digitales que, como decía Machado... "desprecian cuanto ignoran".

Es urgente enseñar a ser autónomos desde la crítica, invitando a las personas a evaluar lo que leen, oyen y ven. La educación mediática y digital empodera a las personas y les da el poder de "escoger".

Pero estamos en la era del "capitalismo cognitivo": más de la mitad de la fuerza laboral gestionando información. Más que una revolución se trata de una transformación, la posibilidad de inventar un "nuevo mundo" que como cita The Maker Movement Manifesto es un mundo de artesanos, hackers y "manitas". 



Los makers son los abanderados de la transformación cultural y social. La tercera revolución industrial está surgiendo de forma ágil, descentralizada, en grupos pequeños, comunidades autodidactas.

Sensores e impresoras 3D son sus armas para personalizar objetos, conectar objetos, fabricar juguetes, instrumentos, herramientas, que pueden socavar lentamente la influencia de las grandes corporaciones y consiguiendo que muchos trabajadores abandonen sus puestos de trabajo en la búsqueda de un trabajo por cuenta propia creativo y productivo que ofrecer a esas mismas corporaciones que les mantenían atados a un horario y un espacio, encajonados en una función inamovible.

Por otro lado, los nativos y los colonos digitales están empezando a tener hambre de vida más allá de la pantalla. Y asistimos a proyectos que comienzan por algo virtual que rápidamente se convierte en táctil y utilizable en el mundo cotidiano. Y no olvidemos la creciente importancia que la conectividad nos ofrece para compartir, cooperarcocrear, colaborar, formar parte de una tribu, un gremio...

Pero ojo a los cantos de sirena: Se dice que las plataformas online se rigen por la igualdad de oportunidades. Eso no es del todo cierto. Si hasta ahora quien dirigía el mundo era quien poseía los medios de producción física, ahora hay que añadir a eso quien posee los medios de producción intelectual, la llamada "economía de la atención", quien nos sitúa antes los ojos del consumidor, de la audiencia, del público y nos da visibilidad.

Es grave que me despidan de un trabajo mal pagado y al que dedico miles de horas, pero es muchísimo más grave que Google me degrade a la cuarta o la quinta página.

Llevamos ordenadores personales en nuestros bolsillos, pero hemos entregado el control de nuestros datos a extraños que ni siquiera pertenecen a nuestra red de contactos en ninguna de las redes sociales.

Prefiero visualizar el futuro próximo desde el optimismo y pensar en la evolución de la tecnología como lo hace Murray Bookchin hablando de tecnología liberadora, de herramientas de convivencia:

"En una comunidad liberada, la combinación de la máquina industrial con la herramienta artesanal podría alcanzar un grado de perfección, de interdependencia creadora sin paralelo en la historia de la humanidad. El retorno a la artesanía dejaría de ser el nostálgico sueño de visionarios como William Morris. Entonces sí podríamos hablar de un nuevo progreso cualitativo de la técnica, porque ella se habría puesto al servicio de la vida."

Y más adelante afirma...

"La técnica humanizada podría cumplir el papel vital de unir a las comunidades entre sí. En efecto, una tecnología que se oriente a un renacer de la artesanía y se adapte a un nuevo concepto de las necesidades materiales, podrá ser también nervio y sostén de una confederación. La centralización nacional del quehacer económico e industrial involucra el peligro de hacer que la técnica trascienda la escala humana, se expanda ilimitadamente y se preste a los manejos burocráticos. En la medida en que la comunidad pierda el dominio material de las cosas, tanto en lo técnico como en lo económico, las instituciones centralizadas acrecentarán su poder sobre la existencia humana y amenazarán transformarse en fuerzas de coerción." (...)

"No obstante, si varios grupos comunitarios compartieran las fábricas y los recursos zonales se promovería la solidaridad entre ellos, surgiría una confederación basada no sólo en la comunidad de intereses culturales y espirituales sino también de necesidades materiales. "

Makers: Artesanos Digitales
Sea como sea, seremos artesanos de nuevo, y seguramente gracias a que la tecnología se ocupará del trabajo pesado, mecánico, repetitivo... Así que  de lleno pongámonos a desarrollar nuestra creatividad, nuestra sensibilidad, nuestra diferencia, nuestra capacidad de compartir... ¿es eso lo que da miedo? ¿no poder trabajar como máquinas?

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