Madurez Generativa: Florece la Red Sénior Carisma


La vejez es una mala costumbre para la que las personas activas no tienen tiempo. André Maurois


Dedicamos un día completo a hacer florecer el proyecto de la Red Sénior CarismaIntensísimo día de trabajo, de reflexión, de debate en torno al colectivo sénior, a la evidencia del envejecimiento de los trabajadores, a la revolución demográfica que nos está sacudiendo.

Le damos la vuelta a modelos, conceptos, teorías y programas con la clara intención de encontrar esa propuesta de valor que dé sentido a nuestro proyecto.

La Red Sénior Carisma reúne a un grupo de profesionales con larga trayectoria profesional que aspiran a combatir la discriminación por edad, ofertando a empresas y profesionales nuevas perspectivas y alternativas al trabajo del colectivo sénior.

De forma sintética se propone trabajar de forma global y holística lo que supone el aprendizaje a lo largo de la vida con miras a mantener la empleabilidad y la productividad de los trabajadores sénior que, dada su experiencia, pueden seguir ofreciendo a la empresa y a la sociedad su talento y creatividad.

A medida que avanza la reunión se va diluyendo la referencia a la "edad" y va emergiendo potente el concepto "madurez". El profesional sénior (maduro) aporta lo que ha venido a llamarse "competencias de vida", es decir, experiencias, estrategias y sistemas de conocimiento adquiridos a lo largo de la vida que se traducen en la capacidad de afrontar nuevos desafíos y retos, resolver nuevos problemas y tareas, y en la disposición a asumir responsabilidades sobre uno mismo, sobre otros o frente a la sociedad. Es lo que se conoce como "conocimiento experto".

En tiempos de envejecimiento de la población, la prosperidad de la sociedad no puede mantenerse sólo de la potencialidad de la población "joven". Como consecuencia del envejecimiento de los trabajadores, la competitividad de las empresas depende también de su capacidad de reconocer, apoyar y utilizar eficazmente el potencial de innovación y creatividad de los trabajadores sénior.

El desarrollo humano es un proceso de por vida y las personas debemos ser los "agentes" de nuestro propio crecimiento y evolución. "Tirar la toalla", dar por cerrado el proceso, es sinónimo de dejar de existir.  

Nuestra propuesta de valor tiene que ver con dar el soporte necesario para que el profesional sénior siga en la brecha, evolucionando y aportando en todo momento a su empresa y a la sociedad su energía y su talento.

Nos proponemos enriquecer la dimensión privada de la madurez (seguridad material y salud) ampliada por la dimensión pública (desarrollo cultural y de la participación social) y considerar como categoría ética de la madurez la capacidad  y motivación de los adultos maduros para sentir empatía y comprometerse con la sociedad en su conjunto.

Y siguiendo a Erikson, la generatividad en la madurez se define no sólo por la solidaridad intergeneracional sino también por la productividad y la creatividad en la esfera pública, como la forma de vincular al adulto maduro con el mundo social.



Y eso desde un abordaje global, abordaje individual con medidas preventivas para prevenir o retrasar pérdidas y deficiencias asociadas con la edad, estimulando una madurez productiva que incluso en casos de dependencia física las personas puedan seguir teniendo opciones para utilizar sus capacidades, sus conocimientos y su experiencia y proponiendo una madurez generativa cuya ambición sea colaborar en la construcción de una sociedad integradora mejor para cualquier edad, optando por la práctica de la solidaridad intergeneracional y la productividad innovadora.


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